Como solución a un problema de superpoblación y falta de espacio en los siglos XV y XVI, los ciudadanos de Cuenca deciden construir más viviendas en los desfiladeros que miran a los ríos Júcar y Huécar. Poco queda de aquellas construcciones maravillosas y aquí tenemos la prueba de las que han sobrevivido al paso del tiempo: